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Ahora que nos acercamos al 175 aniversario de fundación

Acontecimientos históricos que recordar... Ahora que nos acercamos al 175 aniversario de fundación

«Cuanto más recuerdan a madre Gamelin, mejor viven su espíritu.» Monseñor Bourget a las Hermanas de la Providencia, el 4 de septiembre de 1876

¿Sabían que…?

En la primavera de 1838, la señora Gamelin, agotada por su trabajo con las ancianas y las visitas a los prisioneros, se enfermó gravemente. El médico diagnosticó que ella estaba sufriendo de fiebre tifoidea, se creyó que había llegado su última hora y recibió los últimos ritos.

Al redactar su testamento, el 2 de marzo de 1838, la señora Gamelin designa a Olivier Berthelet como ejecutor testamentario (…) Deberán decirse cien misas rezadas en su memoria (…) Y al final deja asegurada la estabilidad de Magdeleine Durand, pidiendo «que no la echen del Asilo, salvo que ella así lo consintiera1

En sus Notas de retiros, madre Gamelin escribió diez años más tarde (en abril de 1848):

«En esta meditación, he recordado la visión que tuve estando en agonía, en 1838: he visto el lugar que me estaba preparado en el cielo, la Santísima Virgen me lo mostró y me dijo que no moriría de esta enfermedad, pero la corona casi no tenía diamantes y esta buena Madre me devolvió diciéndome que tenía que corregirme de mis impaciencias y cóleras, que faltaba a la caridad y a la dulzura con mis ancianas. Caridad y dulzura, y ser más humilde en mi conducta. He visto a mis hijos que parecían querer atraerme hacia ellos y a mi esposo en el número de los bienaventurados. Este pensamiento me ha dado valor para trabajar con nuevo valor en mi perfección. …Tengo un lugar en el cielo asegurado; pero es preciso ganarlo2

¿Y qué ocurrió el 4 de marzo de 1830?

Se sabe que después del fallecimiento de su esposo y de su último hijo, Emilia descubrió el camino al que la llamaba la Providencia. No iba a casarse de nuevo; en adelante, su esposo y sus hijos serían todos los menos favorecidos con los que se encontraría. La visita regular a domicilio de los pobres le hace constatar que su ayuda ocasional no es suficiente para las mujeres ancianas e inválidas.  Hospeda a algunas de ellas en su residencia de la calle Saint-Antoine…

Pronto Emilia se ve en la necesidad de buscar una casa más amplia para sus protegidas.   Del nuevo párroco de Notre-Dame, el padre Claude Fay, obtiene la autorización para utilizar la planta baja de una casa del barrio Saint-Laurent, en la esquina suroeste de las calles Saint-Laurent y Saint-Catherine, donde los sulpicianos confiaron a la señorita Marguerite Desève una escuela para cuarenta niñitas.

La apertura de este refugio tuvo lugar el 4 de marzo de 1830.  La señora Gamelin instala allí a la viuda de Saint-Onge, de 102 años, y otras mujeres, muy pronto se unen a ella. La viuda de Ouellet se aloja también con sus dos hijos y contribuirá a la administración de la casa que puede albergar a una decena de personas.

Dos veces al día, la señora Gamelin hace el trayecto de su hogar en el barrio Saint-Antoine hasta la casa de la calle Saint-Laurent para brindar los cuidados que requieren sus protegida1

«¡Emilia, hablas a nuestro corazón!»

 Fuentes: Émilie Tavernier-Gamelin, por Denise Robillard pp.124-125;  99 y  Notas de retiros de madre Gamelin, Retiro de abril de 1848. 2O día, p. 47.

Hna. Yvette Demers, sp. Vice-postuladora de la Causa Emila Gamelin