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La tecnología me ha ayudado en este tiempo de pandemia

Mi historia con la cuarentena en mi Parroquia San Bartolomé

Como Hermana de la Providencia en Arcatao, Chalatenango, El Salvador, la tecnología ha sido una herramienta muy necesaria que he tenido que aprender para poder llevar el mensaje de Dios a la gente de las comunidades durante la pandemia.

Parecía que muchas iglesias habían sido tomadas por sorpresa por los efectos de la pandemia y se vieron obligadas a hacer una rápida transición digital debido a la orden de cierre, de cuarentena y de distanciamiento físico.

En estos tiempos explotó internet como agente principal de comunicación. La palabra «zoom» parecía ser la palabra mágica del momento. Cambiamos el salón parroquial, el templo, las reuniones de grupo, por «zoom» o por Facebook.

En la parroquia empezamos a transmitir la misa a través de mi Facebook, vivimos toda la semana Santa del año 2020 transmitiendo todas las actividades religiosas de esta forma o aún por la radio Farabundo Martí. A veces el Padre Miguel Ángel Vásquez celebraba la Eucaristía y yo cantaba, leía los pasajes bíblicos y con mi otra mano transmitía la Eucaristía a través de mi celular.

Tiempos después se sugirió que la parroquia tuviera su propia cuenta Facebook para asuntos parroquiales, si bien se suspendieron muchas actividades a todo nivel, nuestra agenda se llenó rápidamente con «encuentros» virtuales. Por lo menos esto es cierto para los que tenemos internet y conexiones, lo que no es la realidad de todos. Esta tecnología facilitó también los encuentros y reuniones con nuestra Comunidad de Hermanas de la Providencia, con los equipos pastorales de la parroquia y muchas actividades más que me enseñaron y me dieron fuerzas para seguir los proyectos del reino de Dios que es acompañar a mi pueblo sufriente en este tiempo de hoy. Seguí sin miedo de contaminarme con el virus como lo hubieran hecho nuestras fundadoras Emilia Gamelin, Bernarda Morin y Joseph del Sagrado Corazón. Estas grandes Mujeres Providencia me dieron las fuerzas necesarias para acostumbrarme y acompañar a la gente, aunque sea a través de la tecnología.

En el Centro de formación, una familia hizo las donaciones necesarias para que las personas tengan acceso y puedan usar sus redes sociales en sus estudios de la universidad gracias al wi-fi abierto. Todos los estudiantes podían venir para hacer sus tareas ya que en los cantones ellos no tienen acceso a la señal tecnológica o las familias son muy pobres para poder tener acceso internet.

Pero soy consciente de que toda herramienta en esta vida, sin excepción alguna, es un peligro si no sabemos usarla. Es ahí donde entra la urgencia de actualizarnos como Iglesia en algo tan relevante como las redes sociales y si somos líderes o padres de familia comprometidos, es nuestro deber mostrar a nuestra gente cómo usarlas de manera correcta y responsable. Es por eso que, cuando los jóvenes y niños van al centro de formación, se les brinda un código para que puedan hacer solamente tareas escolares, sin entrar a otros sitios que no les ayuden a su formación.

También he tenido la experiencia y la triste realidad de ver que a través de las redes los hijos de Dios nos ofendemos, levantamos falsos testimonios, criticamos, difamamos, porque hay personas que no se sienten bien con la homilía del padre porque habla del reino de Dios que es justicia amor y verdad y a muchos les duele que les digan la verdad.

Hermana Vilma Franco Calles, sp.