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Nicole, hoy se llama Émilie

Durante años estuve misionando en el Hogar de niños de la Providencia de San Vicente de Paul, de Limache, que hasta el día de hoy, atiende a niñas y niños que por diversos motivos, están imposibilitados de vivir con sus familias y cuya custodia legal está en manos del Estado chileno.

Como Hermanas de la Providencia, tenemos que velar por ellos, procurando el buen manejo de los recursos y administrando todas las áreas (salud, alimentación, vestuario, formación, derechos legales, etc.) para cubrir de la mejor manera posible su justa demanda de necesidades, muchas veces vulneradas en el pasado.

Pero como sabe toda hermana de la Providencia que ha pasado por dicha obra, nuestra labor excede con mucho el de ser meras administradoras…cada una de nosotras, se transforma en “mamá” de estos pequeños que lo que más necesitan es justamente eso, tener el calor, la ternura, el cariño que les brinda una madre, figura que tristemente para la mayoría de ellos, solo se perfila en las “tías” (trabajadoras) y las religiosas del Hogar.

En ese contexto, les quiero compartir una carta que me ha enviado Nicole. La conocí siendo una pequeñita de dos años, cuya abuela se resignó a entregar, pues la pobreza en la que vivían, sumada a la demanda que suponía el cuidado de sus propios hijos – tíos de Nicole – con problemas mentales, hacía imposible que ella se hiciera cargo de la crianza. Este es el relato que hizo la joven de su primera llegada al hogar:

Nací el 1 de julio de 1997 en Quillota, Chile. A los dos meses me llevaron al orfanato; cambié tres veces de orfanato. El tercer orfanato era el Hogar de niños de la Providencia de San Vicente de Paúl donde me quedé tres años. Allí conocí a la directora, hermana Jaquelina, quien siempre estuvo a mi lado. Mi familia biológica vino a visitarme de vez en cuando.

Cuando tuve cinco años, la familia David me adoptó. Permanecimos un mes en Chile antes de regresar a Francia. Todos los niños del orfanato y hermana Jaquelina vinieron a despedirse en el aeropuerto…

Nicole y yo creamos lazos de cariño que perduran hasta hoy. Quiso la Providencia que pudiese tener una nueva oportunidad de vivir en el seno de una familia. Con tristeza por la separación, pero profunda alegría por ella, me despedí de Nicole hace quince años, atesorando el recuerdo de la pequeña que quedó en mí corazón junto a tantas y tantos otros niños que quise durante mí pasó en el Hogar San Vicente de Paul.

El año pasado, gracias a  Internet,  Nicole me contactó avisándome que venía a Chile con su familia y quería saludarme… ¡Qué regalo ver ahora a toda una joven feliz y llena de vida! Y ¡qué regalo para mí que quisiera visitar a su familia biológica en mi compañía! A continuación es su versión del reencuentro:

El 4 de diciembre de 2016, mi familia y yo tomamos el avión para Chile. Durante nuestro viaje, fuimos a visitar a hermana Jaquelina. Me alegró muchísimo volver a verla después de tantos años. El 9 de diciembre, fuimos a Limache para visitar el orfanato y algunos recuerdos me vinieron en mente. Después de la visita, la traductora, hermana Jaquelina y un amigo suyo, mi familia y yo, nos fuimos rumbo a El Melón, para que yo conociera a mi familia biológica.

Es el mejor regalo que me haya dado la vida. Ahora, sé que durante todos esos años mi familia nunca me había olvidado. Deseo que todos los niños adoptados puedan conocer a sus padres biológicos.

Doy gracias de corazón por la vida de Nicole, por su familia adoptiva y su familia biológica que en todo momento expresó con gestos y palabras, una profunda gratitud porque la adopción significó una oportunidad para la hija, hermana, sobrina y nieta que ellos seguían queriendo y que ahora los enorgullecía.

Pido a Dios Padre Providente, que cada día haya más justicia, compromiso, afecto, respeto y cuidado, para que ningún niño ni niña viva sin saber lo que es tener una familia…y mientras eso ocurre, que hayan muchas manos solidarias y compasivas que les muestren esto, a los y las que se sienten abandonados, siendo testigo del amor de María Madre de Dolores.

Jaquelina Juárez, sp.

La familia biológica y la familia actual de Émilie, reunidos en Chile