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Vida de Emilia Tavernier Gamelin

Les presentamos aquí un resumen de las grandes etapas de la vida de Emilia Tavernier Gamelin. Si desea saber más o si tiene alguna pregunta, no dude en ponerse en contacto con nosotras.

Niñez y juventud

Emilia (Émilie) Tavernier nació el 19 de febrero de 1800, en Montreal, la última de quince hijos. Su familia vive en un lote llamado Tierra Providencia al norte de la ciudad. Emilia admira a su madre que, a pesar de sus modestos medios, nunca deja que los mendigos que vienen a pedir a su puerta se vayan con las manos vacías.

 

La niñez de Emilia está marcada por el duelo: nueve de sus hermanos mueren en la infancia; pierde a su madre a los 4 años y a su padre a los 14 años. Después de la muerte de su madre, es adoptada por una tía paterna que la orientará para realizar sus estudios en el Colegio de las Hermanas de la Congregación Notre-Dame. A los 18 años, su corazón caritativo la llevará a ayudar a su hermano viudo, luego a una prima enferma en la ciudad de Quebec, antes de regresar a Montreal.

Matrimonio y vida familiar

A los 23 años, Emilia contrajo un feliz matrimonio con Jean-Baptiste Gamelin, un cultivador de manzanas que es 27 años mayor que ella. Los esposos comparten un interés común y un amor por los pobres. Sin embargo, esta felicidad no durará mucho. Sus dos primeros hijos mueren tres meses después de su nacimiento. Tras solo cuatro años de matrimonio, Emilia pierde a su esposo, llevado por la enfermedad el 1º de octubre de 1827. Unos meses más tarde, en el verano de 1828, su tercer hijo muere también, a la edad de 21 meses. En menos de cinco años, Emilia lo ha perdido todo.

Duelos y devoción

Estas pérdidas dolorosas sirven de base a la vocación de Emilia. Siguiendo el consejo de un sacerdote sulpiciano, ella ora con una imagen de María, Madre de los Dolores, al pie de la Cruz. Esta meditación despierta en ella una profunda devoción de la cual saca fuerza y valor; ¿Cómo podría rechazar un sacrificio después de contemplar el dolor de María y los sufrimientos de Jesús? Se siente llamada a demostrar su confianza en la divina  Providencia y a encarnar la compasión de la Madre de los Dolores atendiendo a los más necesitados. Las obras de caridad se convierten en un alivio para su sufrimiento personal, que cobra entonces un nuevo significado.

 

Emilia permanece en su casa de la calle Saint-Antoine de la que es dueña, con Dodais, un adolescente con discapacidad intelectual, y la madre de éste, de quienes el señor Gamelin se encargaba desde que el muchacho un día le había salvado la vida. Antes de morir, el señor Gamelin había pedido a Emilia que siguiera cuidando de ellos, como recuerdo de su amor.

Una vida al servicio de los pobres

A partir de ese momento, Emilia dedica su vida y pone todos sus recursos al servicio de los ancianos, los enfermos y los huérfanos de la epidemia de cólera (1832), de los prisioneros, incluso los de la insurrección de 1837-1838 y de los “alienados”. Gran señora de Montreal en el siglo XIX, la señora Gamelin marca su época al organizar la caridad en la metrópoli en crecimiento. Un poco más adelante, ella elige hacerse sierva de los pobres y se dedica a Dios por voto privado, el 2 de febrero de 1842.

Fundación de la Congregación

Monseñor Ignace Bourget, obispo de Montreal, quería que vinieran de Francia unas Hermanas de la Caridad para continuar la obra de la señora Gamelin. Como consecuencia de su respuesta negativa, Monseñor Bourget y Emilia Tavernier Gamelin fundan en 1843 una comunidad de hermanas canadienses y Emilia se une al grupo de novicias en octubre del mismo año. Es la primera en hacer profesión en la Congregación entonces conocida como las Hijas de las Caridad Siervas de los Pobres, que la gente llama cariñosamente las Hermanas de la Providencia. Al día siguiente, Emilia pasa a ser la primera superiora de la Congregación, a los 44 años. Ella continúa a su misión en la vida religiosa hasta su muerte, que se produce siete años más tarde, el 23 de septiembre de 1851.

 

Las últimas palabras que dirige a sus hermanas son: «Humildad, sencillez, cari…» (dad). Los pobres, los vulnerables y los marginados, a quienes dedicó su vida, están en el corazón de la misión apostólica que ella legó a las Hermanas de la Providencia.

 

La gente de la calle llamaba cariñosamente a Madre Gamelin la Providencia de los pobres o el Ángel de los presos; porque les pertenecía realmente. Madre Emilia es la primera nativa de Montreal en haber sido elevada por la Iglesia al rango de beata, el 7 de octubre de 2001. La  Oficina de la Causa está a cargo del proceso de canonización.