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La inspiración de san Vicente de Paúl

Vicente de Paúl, nacido en Francia en 1581, encontró su camino en el servicio a los pobres, tratando de aliviarlos en su miseria moral y material. Trabajó por movilizar a los ricos en beneficio de los niños expósitos y de las personas ancianas. Visitó a los convictos, fundó hospicios, colectó fondos para los hospitales, etc. Vicente de Paúl falleció en 1660, pero sus obras y su fama le han sobrevivido. Fue beatificado en 1729 y luego canonizado en 1737. Es el santo patrono de las obras caritativas.

Aquel a quien llamaban Señor Vicente

fundó, en el siglo XVII, las Damas de la Caridad, organización caritativa de señoras adineradass que ayudaban a los pobres. Doscientos años más tarde, Emilia Gamelin formó parte de una organización del mismo nombre en Montreal.

Vicente de Paúl también fundó la Compañía de las Hijas de la Caridad,

en 1633. Esta comunidad cuidaba a las personas enfermas, así como también de las necesidades corporales y espirituales de los pobres. Son las primeras religiosas en salir de un monasterio para trabajar en donde se las necesitaba. En 1843, a petición de monseñor Bourget, Emilia Gamelin fue a Estados Unidos para obtener las reglas de la Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Fue a partir de estas reglas que las Constituciones de las Hijas de la Caridad, Siervas de los Pobres (primer nombre de las Hermanas de la Providencia) fueron escritas.  A pesar que unos doscientos años separan la vida activa del Santo de la de Emilia Gamelin, las necesidades de los pobres seguían siendo igual de indignantes.

Los siglos pasan,

pero desgraciadamente todavía hoy tenemos muchas personas en necesidad, pobres, enfermas o encarceladas, personas que sufren, marginadas y sin voz. Por esta razón, nosotras las Hermanas de la Providencia, proseguimos nuestra Misión uniéndonos a las personas en todos los lugares donde podemos ayudar a aliviar la miseria.