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Santa Isabel de Hungría Patrona de las Hermanas de la Providencia

Hija de Andrés II, rey de Hungría, santa Isabel nació en 1207.Vivió las alegrías de la infancia y recibió una educación piadosa en ese país durante cuatro años, hasta la muerte de su madre, cuando fue comprometida con el príncipe alemán Luis de Turingia, al castillo de quien fue enviada para ser educada. Desde muy temprana edad, ella demostró su piedad y devoción hacia los pobres. La boda tuvo lugar unos años más tarde, en 1221, cuando Isabel tenía 14 años.

Su unión fue profundamente feliz: Isabel ayudaba a su marido a elevar sus cualidades humanas a un nivel sobrenatural, y a cambio, Luis de Turingia, quien reinaba como Luis IV, protegía a su esposa en sus prácticas religiosas y su generosidad con los pobres. De hecho, ella les llevaba de comer, les regalaba ropa y los visitaba. Sin embargo, la gente se quejaba de sus comportamientos poco dignos de una reina para con su esposo, y un día él la sorprendió en el camino con su delantal lleno de comida. Él le preguntó qué llevaba y cuando ella lo abrió, en vez de comida había unas magníficas rosas. Este es un atributo asociado a menudo a santa Isabel, junto con la corona y la canasta (o pan).

Durante su reinado, Isabel fue iniciada al espíritu franciscano. Cerca del castillo, mandó a construir un hospital para los pobres y los leprosos, y ella misma iba a cuidar a los desdichados. Al poco tiempo, tuvo que atravesar una dura prueba: en 1227, Luis partió a una cruzada para liberar la Tierra Santa, pero desafortunadamente cayó enfermo y murió en el camino. Isabel quedó viuda y con tres hijos, y empezó entonces para ella una vida de pruebas increíbles. Expulsada del castillo, reducida a la pobreza, colocó a sus hijos en casas de algunos amigos de Luis y tuvo que coser e hilar para vivir.

Acogida nuevamente por su familia política, de manera oficial renunció a sus posesiones y dedicó sus pocos últimos años de vida al hospital que había fundado. El papa Benedicto XVI dijo que ella se convirtió en lo que hoy sería una mujer consagrada en el mundo, porque formó, con otras amigas, una comunidad religiosa de mujeres vestidas de gris que se ocupaban de los necesitados. Ella murió en 1231 a los 24 años de edad.

Dios hizo de santa Isabel el modelo consumado y la santa patrona de las enfermeras, de las personas sin hogar, de los exiliados y de muchos más. Las Hermanas de la Providencia la consideran oficialmente como su santa patrona, y cada año celebran su fiesta el 17 de noviembre.