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La caridad y el amor: el corazón de las Hermanas de la Providencia

La Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió el 5 de septiembre de 2012 para establecer desde entonces la celebración del Día Internacional de la Caridad en dicha fecha. Con ello, la ONU lanzó una invitación a todos los Estados Miembros, a los otros organismos de las Naciones Unidas y a todas las organizaciones internacionales y locales a celebrar ese día dedicado a promover la caridad, sobre todo mediante actividades educativas y de sensibilización.

El Día Internacional de la Caridad se creó con el objetivo de sensibilizar y movilizar a las personas, las organizaciones no gubernamentales y otros actores involucrados para ayudar a los demás a través de obras benéficas y filantrópicas. La fecha fue elegida porque conmemora el aniversario luctuoso de la Madre Teresa de Calcuta, quien fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1979 «por su labor en el combate contra la pobreza y la miseria, que representan, de la misma manera, una amenaza para la paz». Durante más de 45 años, Madre Teresa cuidó de los pobres, los enfermos, los huérfanos y los moribundos, y en particular fundó diversos hospicios y refugios para personas pobres y  sin hogar.

La Madre Teresa y Emilia TavernierGamelin son ejemplos brillantes y emblemáticos de caridad cristiana. Su caridad es ampliamente reconocida. La caridad apela a las nociones de voluntariado, filantropía y entrega, y facilita los vínculos sociales; fomenta sociedades más resilientes e inclusivas y difunde un mensaje de humanidad en situaciones de conflicto. La Madre Teresa dijo: «Lo que cuenta no es lo que das, sino el amor con el que lo das».  Para ella, la caridad es la virtud en cuyo nombre una persona ama a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí misma. Por tanto, la caridad es, antes que otra cosa, amor: amor a los demás, a quienes están cerca, pero también a quienes no lo están, pero que necesitan nuestra ayuda, nuestro amor, un amor que debe ser gratuito, auténtico, otorgado y vivido en nombre de Jesús, con una sonrisa en los labios y un corazón sin cargas y lleno de felicidad. La caridad es la acogida, la disponibilidad, la voluntad de encontrar tiempo y energía para entregarse al prójimo, sacrificando aquello que nos gusta hacer y poseer con tal de ponernos al servicio de los demás, de las personas pobres y necesitadas, teniendo por guía un sentido supremo de justicia y una sed de equidad, belleza y bondad.

Para nosotras, Hermanas de la Providencia, antes llamadas «Hijas  de la Caridad Siervas de los Pobres», esta fecha es importante porque la caridad es el fundamento de nuestro Instituto. Fue una virtud entrañable para nuestra fundadora, Emilia Tavernier Gamelin, llamada «la gran Señora de Montreal», quien en sus últimas palabras nos entregó su legado: «Humildad, sencillez, caridad, especialmente caridad». Sin ella, nuestras acciones en pro de los más pobres no existirían. La caridad nos permite compartir nuestro Carisma y nuestros valores de solidaridad, compasión y dignidad para todos.

Que en este Día Internacional de la Caridad, nuestra caridad como Familia Providencia (Hermanas y Asociadas y Asociados Providencia) sea creativa en favor de las personas más necesitadas. Aprovechamos este día para agradecer a todas las Hermanas de la Providencia, a las Asociadas y los Asociados Providencia y a nuestros benefactores que han puesto en práctica, como continúan haciéndolo, la caridad en nuestro mundo herido.

Finalmente, les comparto estas frases sobresalientes: «Mucha dulzura y gran caridad para los demás», Emilia Tavernier Gamelin; y «Todo gesto de amor hacia los pobres y los desfavorecidos, por pequeño que parezca, es importante para Jesús», Madre Teresa.

Hermana Hortense DemiaMbaïlaou, sp.