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Jornada Mundial del Enfermo

Cada año, la familia católica se reúne para orar por los enfermos y para recordar nuestra propia vulnerabilidad y nuestra necesidad de compasión.

La Jornada Mundial del Enfermo es una conmemoración instaurada por el papa Juan Pablo II en 1992 para sensibilizar y promover la solidaridad hacia quienes padecen diferentes enfermedades. Al mismo tiempo, es una oportunidad para aceptar nuestra propia vulnerabilidad, tal y como lo explica el papa Francisco:

«Nunca estamos preparados para la enfermedad. […] El mal, cuando irrumpe y nos asalta, nos deja aturdidos. Puede suceder, entonces, que los demás nos abandonen, o que nos parezca que debemos abandonarlos, para no ser una carga para ellos. Así comienza la soledad, y nos envenena el sentimiento amargo de una injusticia, por el que incluso el Cielo parece cerrarse».[1]

En esos momentos de debilidad física y espiritual el único recurso que queda es la compasión que «[nos] invita a la oración y a la cercanía con los que sufren».

Rezar, visitar y cuidar a los enfermos es justamente una parte muy importante de la Misión de las Hermanas de la Providencia. Desde Dodais, el niño discapacitado que fue confiado al cuidado de Emilia Gamelin, hasta la construcción del primer hospital fundado por las Hermanas de la Providencia en 1855, el Hôpital St. Eusebe en Joliette, Quebec, nuestra historia temprana estuvo marcada por nuestra entrega a las personas que sufrían distintos padecimientos físicos. Todavía hoy, algunas de nuestras hermanas continúan su labor como dedicadas enfermeras, trabajadoras sociales o voluntarias, sirviendo con empatía y apoyando a otros trabajadores de la salud. Incluso aquellas hermanas que no están directamente implicadas en el cuidado de las personas enfermas elevan constantemente sus oraciones para que recobren la salud.

Reconocer nuestra propia vulnerabilidad significa aceptar que debemos tener compasión por las demás personas. Tal y como el papa Francisco nos exhorta: «La situación de los enfermos es, por tanto, una llamada que interrumpe la indiferencia y frena el paso de quienes avanzan como si no tuvieran hermanas y hermanos».[2]

Roguemos en este día a nuestro Dios Providencia por quienes sufren, pero también por las mujeres y los hombres de vida consagrada y las personas laicas que se ocupan del cuidado de quienes viven con alguna enfermedad.

[1] Mensaje del santo padre Francisco para la XXXI Jornada Mundial del Enfermo, 11 de febrero de 2023,
https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/sick/documents/20230110-giornata-malato.html
[2] Ibídem.