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¡Feliz 224 aniversario, Emilia!

¡Los cumpleaños son ocasiones especiales! Cuando recordamos el cumpleaños de nuestros seres queridos, los recordamos con cariño y damos gracias a Dios por su influencia en nuestras vidas. Tal vez ustedes, como yo, aprovechan para hablar con ellos en esa fecha.  Este año, en su ducentésimo vigésimo cuarto aniversario, estoy segura de que en mi conversación con nuestra querida Emilia Tavernier-Gamelin tendrá algunas novedades. Podría ser algo parecido a esto:

Emilia, amiga querida ¡Feliz 224 aniversario!

Soy Karin, tu hija. ¿Me recuerdas?  Desde que oí hablar de ti y de Madre Joseph del Sagrado Corazón gracias a mis maestras de primaria y secundaria, siempre has sido alguien especial para mí. Pude constatar el amor que ellas sentían por ti y tu influencia en sus vidas, cada vez que tendían la mano a las personas pobres, enfermas y necesitadas, sin excluir a los estudiantes y a sus familias. Tú y Madre Joseph son auténticas heroínas para nosotras. Haber recibido el llamado de la Providencia para seguir a Cristo imitando tus pasos ha sido una gran bendición en mi vida. Gracias a los desafíos que me trajo esta decisión, he podido crecer en el amor a Dios y al prójimo más allá de lo que hubiese esperado.

Este año, tu aniversario me llena de una gratitud especial por la oportunidad de estar cada vez más cerca de ti al asumir el rol de Vicepostuladora de la Causa para tu Canonización. Desde que llegué a Montreal, me he sumergido en los detalles de tu vida tan elocuentemente explicados en la Positio redactada por hermana Thérèse Frigon, sp., en 1989 y sometida ante la Congregación para las Causas de los Santos.

Ha resultado muy revelador aprender sobre ti y sobre tu extraordinaria historia de vida a través de diversas fuentes, y, sobre todo, a través de tu correspondencia personal y las cartas que otros han escrito sobre ti. Las notas de la Positio enriquecen tu historia, y son una muestra de tu enorme influencia, primero como laica y más tarde como religiosa. A lo largo de este año, he leído otros textos sobre ti, pero la Positio me conmovió inspirándome de una manera aún más profunda.

Me siento honrada en ocupar la oficina que perteneció a mi querida amiga hermana Yvette Demers durante tantos años, así como me honra investigar los Archivos de la Causa empleando el mismo escritorio que hermana Thérèse usó durante tantos años. ¡Puedo imaginarme el día en que, en la compañía de hermana Thérèse, recibiste a hermana Yvette en el cielo con un cálido y merecido abrazo!

Al comenzar mi ministerio, confío en tus bendiciones así como en las de Yvette y Thérèse. Por favor, guíanos y dirígenos en nuestro intento por que tus ministerios se conozcan y se pongan en práctica en beneficio de aquellas personas cuyas necesidades se desatienden en nuestra sociedad, especialmente aquellas con grandes carencias físicas, mentales o espirituales. Intercede por nosotras en nuestro esfuerzo de colaboración con la Arquidiócesis de Montreal, nuestro Postulador en Roma y el Dicasterio para las Causas de los Santos (antes llamado «Congregación») mientras seguimos el complejo itinerario hacia tu canonización.

Bendice a nuestras hermanas y a quienes rezan por el avance de tu Causa, así como al personal del Centro Internacional Providencia que nos ha brindado tanto apoyo. Esperamos con ansias que toda la Iglesia sepa de ti y que reciba la inspiración de tu Espíritu para servir amorosamente a las personas necesitadas, para que vean reflejado en ellas a Cristo, tal y como tú lo hiciste.

En el amor de la Providencia,

Hermana Karin Dufault, sp.