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La misión de las Hermanas de la Providencia en Egipto

Hoy en día, según Hermana Hélène, la misión acoge a niños discapacitados, estudiantes e incluso profesores a los que les cuesta encontrar recursos para mantenerse en su profesión. Hay 11 niñas que viven en esta casa donde reciben educación, alimentación y, lo más importante, el amor y la ternura de nuestra hermana, de los voluntarios y de los Asociados Providencia que ven "el rostro humano de la Providencia en sus propios rostros".

Si bien de acuerdo con su Misión, las Hermanas de la Providencia siempre se han interesado por atender a los necesitados, independientemente de su país de nacimiento y nacionalidad, podemos preguntarnos por qué o cómo terminaron en Egipto, en uno de los países más alejados del Norte de África, a unos 8, 700 km de distancia de la ciudad de su fundación original, Montreal.

En el contexto del Concilio Vaticano II, en el decreto Ad Gentes, la congregación ya había respondido generosamente a la llamada a las religiosas para que extendieran su celo misionero a todas las personas del mundo. Tras establecer ministerios en países como Túnez (1971-72) y Argelia (1972-1979) en el norte de África, llegaron finalmente a la ciudad de El Cairo el 4 de abril de 1977.

Para ello, la Providencia había recurrido a Monseñor Louis Souéha, vicario general del Dicasterio de El Minia, que estudiaba entonces en la Universidad de Montreal. En un encuentro con la Superiora General de la época, Hermana Gilberte Villeneuve, le expresó la necesidad de contar en su país con mujeres trabajadoras y compasivas como las Hermanas de la Providencia. En diciembre de 1976, después de que Mons. Ishak Ghattas, obispo de El Minia, viajara para reunirse en persona con el Consejo, se aprobó la nueva misión y se decidió que cuatro hermanas, Marie-Marthe Brillant, Dolores Blanchet, Rolande Boulet y Gisèle Bourgeois viajaran a la ciudad de El Minia para trabajar en el hospital local de El Mobarra.

Además de aprender la lengua árabe, las hermanas tuvieron que adaptarse a una cultura diferente, donde los cristianos y los católicos no son mayoría. Su arduo trabajo y su paciencia dieron sus frutos, y finalmente se trasladaron a Alejandría, donde se fundó una casa para formar y recibir nuevas vocaciones. Una de las primeras hermanas que pronunció allí los votos perpetuos en 1986 fue hna. Hélène Fahker, que sigue trabajando con empeño, aunque la misión se haya trasladado ahora a la ciudad de Agami.

Hoy en día, según Hermana Hélène, la misión acoge a niños discapacitados, estudiantes e incluso profesores a los que les cuesta encontrar recursos para mantenerse en su profesión. Hay 11 niñas que viven en esta casa donde reciben educación, alimentación y, lo más importante, el amor y la ternura de nuestra hermana, de los voluntarios y de los Asociados Providencia que ven «el rostro humano de la Providencia en sus propios rostros».

Hermana Alba Letelier, nuestra Líder Congregacional, pasó 2 años en misión en Egipto.  También hay dos jóvenes Hermanas egipcias que están respondiendo al Llamado de la Providencia y siguiendo el camino de Emilia Gamelin.  Una está misionando en Haití y la otra en Montreal. Cuántas bendiciones ha derramado la Providencia a nuestra próspera Misión en Egipto.

Oficina de comunicaciones del CIP