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Espiritualidad Providencia

Evangelio del 5 de mayo de 2024 según san Juan 15, 9-17

Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa. Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis amigos, si cumplen lo que les mando. Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre. Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre. Ámense los unos a los otros: esto es lo que les mando.

Reflexión sobre el Evangelio del 5  de mayo de 2024 –

Evangelio de Jesucristo según san Juan 15, 9-17

Todo el mundo cree que el amor es importante y, en realidad, el amor no es un sentimiento: es una elección y una acción. Dios es la fuente de nuestro amor. El mayor ejemplo del amor de Dios en nuestras vidas es que entregó a su único hijo para morir en la cruz para que, a pesar de nuestros pecados, podamos tener vida a través de Él.

Hace poco di con una lectura del breviario que decía: «El amor y el sacrificio son los elementos principales para una vida de unión con Dios». Quizás no tengamos que morir por alguien más, pero cada día tenemos muchas posibilidades de practicar el amor abnegado ofreciendo por ejemplo una escucha atenta, unas manos amigas, demostrando nuestra voluntad de alentar, de compartir, de dar y de practicar la paciencia, entre otras acciones. Puesto que el amor de Dios nos ha sido revelado a través de Jesucristo, debemos incluirlo a Él en nuestro diario caminar para que sea el sostén de nuestra vida espiritual.

El primer paso lo dio Jesús, al amarnos y morir por nosotros para que viviéramos con Él por la eternidad. El siguiente paso es nuestra elección: podemos aceptar o rechazar su ofrecimiento. Pero sin ese primer paso de Jesús, no tendríamos ninguna alternativa. Tenemos libertad de elegir y no tenemos la obligación de cumplir con nada que haya sido escrito sobre piedra. Dios entiende las debilidades humanas y nunca nos abandonará. Pablo dijo en su carta a los Corintios: «Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte».  La gracia de Dios nos basta en tiempos de duda y adversidad. Hay que ser humildes y hacerle peticiones a Él, quien nos escucha porque somos sus criaturas.

Estamos de paso en esta tierra. Al final de nuestro viaje terrenal, cuando veamos al Creador cara a cara, se nos preguntará no por el tamaño de nuestros logros, sino por la manera en la que amamos a nuestro prójimo.

Hermana Christina Wong, sp.