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Unidos y Unidas por la Tierra: Legado y Misión

Mantengamos nuestro compromiso de proteger nuestra «casa común» y de representar los valores Providencia con una determinación inquebrantable.

En este 22 de abril de 2024, cuando se conmemora el Día Mundial de la Tierra, se nos hace un llamado a celebrar la magnificencia de nuestro planeta, al tiempo que asumimos nuestro deber sagrado de protegerlo y preservarlo. Somos vigilantes centinelas del tesoro de la naturaleza y protegemos con dedicación su esplendor y a sus habitantes, ya sean personas, animales o plantas.

En nuestros pasos y nuestras acciones cotidianas resuena el eco de las inspiradoras enseñanzas de nuestra querida beata Emilia Gamelin. Una mujer entregada, cuyo espíritu incansable y amor por las personas más vulnerables allanaron un camino lleno de luz para las generaciones futuras. Hoy, seguimos sus pasos con determinación, conscientes de nuestra misión común de vigías de la Tierra.

La Tierra, este regalo precioso que se nos ha confiado, es mucho más que un simple hogar. Ella nos nutre, nos cobija y nos encanta con su belleza infinita. Sin embargo, también es frágil y sufre las consecuencias de nuestro abandono y sobreexplotación. Por eso, como personas encargadas de cuidar la preciosa creación, es nuestro deber protegerla y preservarla, porque la preservación de nuestro medio ambiente no es solo una obligación, sino un acto de fe hacia nuestro Creador y un testimonio de amor hacia las generaciones futuras.

Las sagradas palabras del Génesis resuenan profundamente con nuestra misión actual: «Yavé Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara» (Génesis 2,15). Somos los jardineros y las jardineras de esta tierra bendita, con la encomienda de cultivarla con amor y protegerla con devoción. Este es nuestro legado, nuestro llamado a ser vigilantes centinelas de esta tierra sagrada.

Sin embargo, nuestra misión no termina ahí. Al mirar hacia el futuro, animadas por la llama de la Providencia, se nos ha llamado a ser agentes de cambio, a defender los derechos de la Tierra y a promover un modo de vida sostenible. De esta manera, encarnamos verdaderamente los valores Providencia.

Unidas y Unidos podemos hacer la diferencia. En nuestro actuar cotidiano, con grandes o pequeños gestos, podemos trabajar por un futuro en el que se respete la Tierra, se valore a cada ser vivo y prevalezca la justicia.

Que este Día Mundial de la Tierra sea una llamada de atención para nuestras almas y una llamada a la acción enraizada en el legado de nuestra querida fundadora. Que la llama de Su amor nos anime y que Su sabiduría nos guíe, mientras perseguimos apasionadamente esta noble Misión de la Providencia para la Tierra y para las generaciones futuras.

Hélène Mamert Nga Amogo, sp.

Consejera Congregacional y animadora Laudato Si’.